Original en Español
Antes que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar. Antes que el oído pueda oir, tiene que haber perdido la sensibilidad. Antes que la voz pueda hablar en presencia de los Maestros, debe haber perdido la posibilidad de herir. Antes de que el alma pueda erguirse en presencia de los Maestros, es necesario que los pies se hayan lavado en la sangre del corazón.
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